Ellos, junto con sus familias, se prepararon durante todo el año para este hermoso “encuentro”.
Todos los que participamos de esta celebración, pudimos compartir la alegría de sabernos queridos por Jesús, que se hace pan y se nos regala en cada Eucaristía. Así mismo, nos sentimos muy responsables de seguir animando y acompañando el proceso de crecimiento en la fe de estos niños y niñas.
Desde aquí, elevamos una oración de acción de gracias por este acontecimiento que, sin duda, marcó un gran comienzo en la vida de estos niños y niñas. Le pedimos a María, la Buena Madre, que los bendiga y los proteja, que les conceda todo aquello que necesitan, abriendo sus corazón a la presencio amorosa de Jesús, su Hijo.

Que este encuentro con Jesús sea fuente de luz en el camino de la vida.