"Tú, en cambio, quédate con lo que has aprendido y de lo
que estás seguro, sabiendo de quiénes lo recibiste? Así
el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado
para todo trabajo bueno".
Con estas palabras del apóstol
Pablo iniciábamos una nueva ceremonia de Licenciatura,
práctica tan propia de un colegio, pero sin duda única
para este grupo de 80 alumnos que inauguraban una nueva
etapa en sus vidas. Nuestro rector, hermano Cruz
Alberdi, ha insistido en poner en la mente y el corazón
de estos ex alumnos la fuerza esperanzadora de ver esta
experiencia como un inicio, como un eslabón más en la
cadena del desarrollo y el progreso. ¡Qué sentido ha
cobrado el lema de la congregación para este año! Lo
vimos adornando el
escenario, en las tarjetas de
invitaciones, en los guiones de la Eucaristía, de la
despedida y de la licenciatura, de la misma manera como
lo interiorizamos durante el año. Agradecemos a Dios la
posibilidad y el gusto que nos dio conocer a esta
generación, acompañarlos en sus procesos de formación,
despertar en ellos el deseo de salir adelante y
concretar juntos el sueño de Champagnat. Enviamos a un
mundo siempre nuevo un grupo de corazones nuevos;
asustados, desafiados, esperanzados, pero sobretodo
comprometidos con la construcción de una sociedad más
justa y más ocupada en la construcción de la
civilización del amor.
Ese ha sido nuestro anhelo. Ser testigos de muchas realizaciones
personales, cómplices del sueño que tejieron hermanos, padres y
apoderados. Y a ustedes queridos jóvenes licenciados, mucho éxito.
Qué María y Champagnat continúen junto a ustedes y bendigan el
proyecto que Dios les ofrece.