El jueves
28 de febrero, tras un tiempo de descanso, los
educadores y educadoras de nuestro colegio volvimos a
reencontrarnos y dar la bienvenida a aquellos nuevos
colegas que se integran a nuestra comunidad.
En medio de los abrazos y de la alegría del encuentro,
surgió la llamada para este año que brota del lema que
nos une a la familia marista del mundo entero, inspirada
en el pensamiento del hermano Teófilo
Agua de la roca,
manantial de vida
Entonces, animados por nuestra misión que
es hacer descubrir a Jesús y hacerle amar, nos sumamos
al deseo sincero de querer responder a la permanente
invitación que el Señor nos anuncia: ¡Oh, todos los
sedientos, id por agua (Is 55, 1).
Queremos comprender y hacer comprender que Jesús es la
fuente verdadera que nos dará vida y VIDA ABUNDANTE, que
nos dará la fuerza y el aliento esperanzador en nuestras
propuestas pedagógicas, en nuestra jornada diaria y en
nuestro compromiso educativo.
Si alguno tiene sed,
que venga a mí y beba
En medio de un sol mañanero y abrasador, y
acercándonos al llamado del padre Champagnat, iniciamos
nuestro año escolar este lunes 3 de marzo, dando la
bienvenida a nuestros alumnos y alumnas, acompañados de
muchos padres y apoderados, y recibiendo las palabras
anunciadoras y el compromiso certero del hermano Cruz
Alberdi Sesma, nuestro rector y la presencia de los
directores de ciclo, quienes acompañados de algunos
alumnos, recibieron un signo que nos invita a ser
fuentes de agua viva en medio de los niños y jóvenes que
nos han sido encomendados.
Con el padre Champagnat en el corazón, anunciamos que
queremos acercarnos a la fuente de agua viva que es
Jesús.
Queremos dar propuestas claras para que cada niño y
joven de nuestro colegio se sienta un ser amado
profundamente por Jesús y por María,
nuestra Buena Madre.
Damos la bienvenida a nuestro sueño y al de todo niño y
joven, haciendo que nuestras respuestas concretas den
claridad sobre el amor profundo que Dios les ofrece,
amor verdadero que se extiende a todas las personas,
sobretodo a nuestros alumnos y aquellas familia que más
necesitan de su mirada amorosa y sanadora, como era su
mirada ante los ojos de la mujer samaritana en el pozo
de Siquem.
Con la certeza que María acompañará nuestra obra y
nuestra entrega cotidiana, pedimos su bendición cada
mañana, sumando nuestras voces al coro de los más
pequeños, y que sea san Marcelino quien nos conceda la
gracia de seguir sus caminos evangélicos durante este
año 2008, extendiéndose a lo largo de toda nuestra vida.