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Agua de la roca, manantial de vida?
Por
Colegio Marcelino C.
Publicado:
6 Marzo 2008
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El jueves 28 de febrero, tras un tiempo de descanso, los educadores y educadoras de nuestro colegio volvimos a reencontrarnos y dar la bienvenida a aquellos nuevos colegas que se integran a nuestra comunidad.


En medio de los abrazos y de la alegría del encuentro, surgió la llamada para este año que brota del lema que nos une a la familia marista del mundo entero, inspirada en el pensamiento del hermano Teófilo…
“Agua de la roca,
manantial de vida…”       Entonces, animados por nuestra misión que es hacer descubrir a Jesús y hacerle amar, nos sumamos al deseo sincero de querer responder a la permanente invitación que el Señor nos anuncia: “¡Oh, todos los sedientos, id por agua” (Is 55, 1).

Queremos comprender y hacer comprender que Jesús es la fuente verdadera que nos dará vida y VIDA ABUNDANTE, que nos dará la fuerza y el aliento esperanzador en nuestras propuestas pedagógicas, en nuestra jornada diaria y en nuestro compromiso educativo.
“Si alguno tiene sed,
que venga a mí y beba…” En medio de un sol mañanero y abrasador, y acercándonos al llamado del padre Champagnat, iniciamos nuestro año escolar este lunes 3 de marzo, dando la bienvenida a nuestros alumnos y alumnas, acompañados de muchos padres y apoderados, y recibiendo las palabras anunciadoras y el compromiso certero del hermano Cruz Alberdi Sesma, nuestro rector y la presencia de los directores de ciclo, quienes acompañados de algunos alumnos, recibieron un signo que nos invita a ser fuentes de agua viva en medio de los niños y jóvenes que nos han sido encomendados.

Con el padre Champagnat en el corazón, anunciamos que queremos acercarnos a la fuente de agua viva que es Jesús.

Queremos dar propuestas claras para que cada niño y joven de nuestro colegio se sienta un ser amado profundamente por Jesús y por María, nuestra Buena Madre.

Damos la bienvenida a nuestro sueño y al de todo niño y joven, haciendo que nuestras respuestas concretas den claridad sobre el amor profundo que Dios les ofrece, amor verdadero que se extiende a todas las personas, sobretodo a nuestros alumnos y aquellas familia que más necesitan de su mirada amorosa y sanadora, como era su mirada ante los ojos de la mujer samaritana en el pozo de Siquem.

Con la certeza que María acompañará nuestra obra y nuestra entrega cotidiana, pedimos su bendición cada mañana, sumando nuestras voces al coro de los más pequeños, y que sea san Marcelino quien nos conceda la gracia de seguir sus caminos evangélicos durante este año 2008, extendiéndose a lo largo de toda nuestra vida.    

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