Manada y golondrinas animaron nuestra misa e hicieron de cada signo un llamado a ser fieles a Dios. Siempre listos y dispuestos, nos invitaron a celebrar al estilo del joven de Assis. Al aire libre y disfrutando de la claridad del día, la compañía de algunas mascotas y la alegría de los niños asombrados de tan simpáticos congregados, la misa se vistió de grandeza en medio de la sencillez del altar y el permanente llamado del Señor a ser fieles a nuestra fe. Agradecemos tan bello gesto, con la sonrisa amplia por tan grato encuentro. Y nos sumamos al canto de Francisco, para pedirle a Jesús que nos enseñe a amar sin condiciones.

Con el corazón dispuesto, y nuestros dedos en v, nos sentimos llamados a enlazarnos fraternalmente con nuestros hermanos.