Inspirados en la respuesta que damos a la llamada que surge desde el capítulo, nos asimos de la mano de María y partimos de prisa a la tierra nueva de la demanda solidaria y generosa, una tierra desconocida, la tierra donde se constataban tristes verdades post terremoto. Hay caímos en la cuenta del sentido que toma el nuevo lema: “Con María, ayudamos a construir una nueva tierra”.

Es así que con mucho entusiasmo y alegría viajamos a la 07:00 am, contactados con el encargado de pastoral del colegio San Martín de Curicó, quien nos indicó el lugar para entregar los materiales recolectados y trabajar con quienes nos necesitaran. Chequenlemu es una comunidad rural donde viven unas 100 familias aproximadamente, que no habían recibido ningún tipo de ayuda después del terremoto, esta misma situación les preocupaba mucho ya que el frío y las lluvias estaban por llegar a la zona y esperaban que el clima no afectara a sus familias, muchas de sus casas de adobe no quedaron en buenas condiciones o simplemente no resistieron el fuerte movimiento de la tierra. Es así que nuestra misión fue hacer pequeñas cuadrillas de trabajo, y entregarnos por enteros a la labor de ayudar: a demoler casas, sacar escombros, recuperar materiales, entre otras cosas, que podemos traducir en un día de arduo trabajo. La gente del lugar al ver la ayuda entregada y como una manera de agradecimiento nos regalaba frutas, juntamos bolsas de estos regalos, más que la cantidad nosotros también agradecemos la buena acogida de la gente y su amabilidad hacía nuestra persona. Regresamos cansados pero a la vez contento de nuestro trabajo, además esperamos en futuro próximo volver a aquel lugar, ya que consideramos lo importante que como colegio marista y que como personas, nos comprometamos con el que más sufre, no solo de corazón sino que dar un paso más con actos concretos. Queremos, necesitamos, con urgencia, seguir trabajando para esta comunidad que nos enrostra lo que decía nuestro santo chileno “en el más necesitado esta Cristo”