Mira a tu
alrededor?
Miramos a nuestro rededor y vemos cómo se va encendiendo
en un solo coro el saber que 47 hermanos maristas serían
beatificados en el Vaticano por el papa Benedicto XVI
este domingo 28 de octubre, junto a otros muchos hombres
y mujeres que siendo mártires, han dado ejemplo vivo del
testimonio fiel a Dios, nuestro padre misericordioso.
Cada quehacer en diferentes secciones de
nuestro colegio, iluminaron nuestras acciones con el
nombre de nuestros 47 hermanos. Al obrar en lo
cotidiano, el testimonio vivo se vuelve invitación para
que nosotros mismos sigamos el camino que Jesús nos
señala como misión.
Abrir puertas y cerrar heridas es un deseo
fraterno para hacer de esta bella noticia, un llamado
misionero, para no conformarnos con lo que ya somos,
sino con aquello que significa ser cireneos en el camino
de la cruz, y en la esperanza de una misión que nos
impulse a entregar lo mejor de nosotros mismos siendo
verdaderos signos de evangelización, en medio de
nuestros alumnos y alumnas, sus familias y nuestras
comunidades de vida.
Tras las actividades que fueron animándonos
en cada día de la semana, este domingo celebramos la
vida en oración y la beatificación de nuestros hermanos,
animados por los Delegados de Pastoral a nivel de
alumnos desde 5º básico a 4º medio.
Agradecemos a Dios porque la llama de la
misión sigue siendo viva fuente de fe para quienes nos
enseñan a caminar en medio de nuestros hermanos más
necesitados. Ad Gentes nos viene al corazón y enviamos
nuestras bendiciones a cada uno de nuestros hermanos que
han dado su respuesta a ir a donde el Señor nos envíe:
al hermano Germán Chaves y al hermano Jesús Bayo, que en
Argelia y Cuba siguen dando fehacientes pasos al
estilo de Champagnat con el vivo propósito
de dar a conocer a Jesús y hacerle amar.
También nuestro abrazo sincero a la comunidad de
hermanos que camina con nosotros y nos acerca al joven
Nazareno: hermano Jorge, hermano Ramón, hermano Pancho,
hermano Francisco, hermano Abel y hermano Cruz.
Poemas de los niños
Los hermanos fueron
símbolo de paz y amor;
de su tierra partieron
para entregar perdón.
Una escuela fundaron
para niños de puro corazón.
Sus manos abiertas
a todo el que quisiera
su cariño sin condición.
En el patio allí, sangre derramada se perdió.
Nunca más a su patria de regreso.
Con violetas se les celebró
tan digno de sacrificio, de puro amor.
Su camino era su luz
y cuando le siguió, la libertad encontró.
Sus ventanas, incondicional perdón
que entre el follaje floreció:
María, la Buena Madre, los cobijó.
(Carola Ulloa, 7º B)
Cuando hay amor en los corazones,
el dolor, la pena y el sacrificio por los demás
se convierte en la esperanza
que cuarenta y siete hermanos
entregaron al desvalido
en una tierra sin luz ni libertad.
Por su credo, dieron su vida.
Su sangre entregaron
por amor a los demás.
Pero en vano no será,
porque un legado seguirá su ejemplo:
muchas manos se juntarán
y unidas trabajarán.
Será como un jardín de violetas
que aunque mucho verde,
siempre destaca su olor.
Desde una ventana,
el follaje se verá
y podremos todos unidos
como una escuela, enseñar
qué importante es amar
a los demás
así como María nos amó.
Desde el patio de mi casa,
por cuarenta y siete semillas,
le doy gracias a Dios.
(Fernanda Mellado, 7º B)
Salvaron hasta encontrar paz y amor,
murieron creyendo en Dios,
de un disparo, fue su paz.
Amaron hasta el final.
Llevaron en su faz
la mano al corazón.
Murieron mártires,
murieron para salvar
creyendo en Jesucristo,
su Cristo, su Dios.
Nunca se rindieron
en su país, su casa, su patio, su mar,
creyendo hasta el final:
47 son los mártires maristas
hermanos de España.
(Lissette Tapia, 7º A)