La mañana del viernes 20 de abril,
comenzaba fría y brumosa; sin embargo, a medida que
avanzaban los minutos y los últimos preparativos para la
visita del hermano Séan Sammon, la calidez se hacía viva
en el respiro compartido.
Cerca de las diez, tuvimos la certeza de la sencillez en
un rostro sonriente y animado por los aplausos
espontáneos de los niños al ver un sueño hecho realidad:
el hermano superior general nos visitaba dando muestras
de cariño a quienes de cerca miraban su presencia y la
de los hermanos Pedro Marcos y Agustín Carazo.
El saludo de una alumna de la especialidad
de Administración; una reseña histórica de nuestro
colegio; una muestra folclórica de interculturalidad con
la belleza espigada de alumnas y la intrepidez de
alumnos demostrando el juego del Palín y el sonido
armonioso de instrumentos mapuches; la clara voz de un
poema declamado en inglés por una alumna de quinto
básico, y la bienvenida de las delegaciones de Primer
Ciclo y de Enseñanza Media, hicieron del patio de
Segundo Ciclo, un espacio en que fe y cultura renacen en
intenciones verdaderas de encuentro.
Rezando el Dios te Salve, en el idioma del
hermano superior, los niños enaltecieron su deseo de
bienaventuranza, dando paso a las palabras del hermano
Séan traducidas por el hermano Agustín.
Expresa Ana Francisca Chamorro, alumna de séptimo: En
la oración se notó su alegría y confianza hacia
nosotros. ¡Gracias! Damos gracias al hermano por
habernos dado este gusto de conocerlo y haber compartido
este breve momento muy a gusto con él.
Carolina Rainao, otra alumna de séptimo expresa: Me
sentí con alegría porque es otra persona más de la
familia marista; una persona más en quien puedo
confiar.
Jorge Navarro, alumno de séptimo D,
expresaba de esta manera la visita de nuestro hermano
superior en nuestro colegio:
De estados Unidos
vino un hermano
que tocó mi corazón
y su nombre es
Séan Sammon.
Al hermano superior
Séan,
lo visitó María, Champagnat
y Dios.
Y con ese amor,
él llenó su corazón,
y con éste, él nos visitó,
con mucha alegría y amor
¡Un corazón! ¡Una misión!
Y como él, otros compañeros de su curso compartían de
manera escrita su opinión sobre la presencia de este
hermano en nuestro patio.
En el aire queda su paso por nuestra institución que
también es su hogar y
queda resonando como en la Parábola
de la Perla y el Mercader, el sentirnos parte de un bien
preciado que debe latir y resonar con más fuerza y
espíritu, sentir parte de una misión en que el corazón
de Champagnat nos invita a
pronunciar a Dios como padre bueno y amoroso que quiere
darse a conocer a sus hijos amados, sobretodo a quienes
aún no lo conocen.
Que la presencia del hermano superior deje en nosotros la alegría de un
abrazo sencillo y abierto a la palabra, que reúna
vuestras voces en un solo sentido: dar a conocer a Jesús
y hacerle amar, y nos permita avivar el deseo vivo del
cura loco de La Valla, dar todo a Jesús por María, y
todo a María para Jesús.